viernes, 29 de octubre de 2010

¿Hablamos el mismo idioma?

En 1999, la nave Mars Climate Orbiter, que costó 125 millones de dólares, iba rumbo a Marte para investigar su atmósfera. La nave se acercó al planeta en septiembre, pero perdió el contacto con el personal en Tierra, y nunca se volvió a saber de ella. Las investigaciones revelaron que el Orbiter se había acercado a Marte a una altura mucho menor que la planteada.
El resultado fue que la nave se quemó en la atmósfera marciana o bien se estrelló contra su superficie.
¿Cómo pudo ocurrir esto?

Según las investigaciones, el fallo del Orbiter fue primordialmente un problema de conversión de unidades. En Lockheed Martin Astronautics, empresa que construyó la nave, los ingenieros calcularon la información de navegación en unidades imperiales inglesas. Cuando los científicos del Jet Propulsion Laboratory de la NASA recibieron los datos supusieron que estaban en unidades métricas, como se estipulaba en las especificaciones de la misión, No se convirtieron las unidades y se perdió una nave de 125 millones de dólares en al "planeta rojo", dejando muchas caras sonrojadas de vergüenza. La diferencia entre millas y kilómetros fue suficiente para enviar la nave 60 millas fuera de su órbita prevista.
La lección de este "desastre" es clara. Las unidades importan. Al hacerse internacional la ciencia, los científicos encontraron qe la falta de unidades estándar era un problema. Empezaron a buscar un sistema sencillo e internacional de medición. En 1971, un comité de estudios de la Academia Francesa de Ciencias vislumbró ese sistema oficial de medidas para Francia.
En 1960, la Conferencia General de Pesos y Medidas adoptó el Sistema Internacional de Unidades (SI), basado en el Sistema Métrico que utilizan los científicos de todo el mundo.

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