lunes, 11 de abril de 2011

El mito de la juventud imbécil

Estamos acostumbrados a escuchar en cualquier contexto que la juventud de hoy no tiene interés por nada, que sólo quiere divertirse, que son incultos, distraídos, hedonistas, etc. A mí este debate me aburre sobremanera, y es que ha existido siempre y siempre existirá. Cuando yo era niño escuchaba los mismos comentarios. Estuve en la universidad y escuchaba los mismos comentarios. Y ahora, la misma cantinela que proviene de gente de mi edad refiriéndose a los adolescentes y estudiantes universitarios. Gente que fue muy joven -no hace mucho- y que sufrió la ira de adultos cerrados; hoy vierten sobre los jóvenes actuales las frustraciones que la sociedad les produce. Me repatea esta actitud, pues la memez no conoce edades.

Y es que estamos rodeados de memos. Ya tengan 18 años o 60 años, sean hombres o mujeres, de izquierdas o de derechas. El problema es que parece más fácil decir que los memos son los jóvenes que pueblan las aulas universitarias. A veces se conoce gente inteersante que merece la pena, una despierta estudiante de Geología me advertía de la desazón que le produce estar en una sociedad de memos (no usó esas palabras, pero las pongo yo porque quiero), una sociedad dominada por los medios de comunicación que nos vende que los jóvenes sólo ven a Belén Esteban, se tragan todas las conspiraciones y no conocen el significado real de la palabra escepticismo. Mi amigo Luis Alfonso Gámez respondía una entrevista en Radio Vitoria que puede dar lugar a malas interpretaciones. Para el capítilo piloto de Escépticos preguntó en un laboratorio de Geología si pensaban que el hombre llegó a la Luna, se sorprendió al ver que ninguno lo sabía con certeza. Sé de buena tinta -porque lo conozco bien- que Luis no generaliza en los jóvenes, sabe que este afan por el negacionismo invade a toda la sociedad sin distinguir colores ni edades. No todos los jóvenes son imbéciles ni todos los adultos son inteligentes. Si algo no saben, tendremos que contárselo, y no lamentarnos de lo paletos que son. He ahí el sentido de la docencia y la divulgación científica. En el caso de que los jóvenes sean imbéciles, ¿no estaremos haciendo algo mal los profesores? Creo que todo este debate nos lleva a la autocrítica, en vez de pasar la pelota a otro bando.

Hay jóvenes inquietos, y aquí os traigo un grupo de ellos. Se trata de un equipo de estudiantes de Biología de la Universidad de Sevilla que ha enloquecido (en el buen sentido de la palabra) al meterse en un proyecto de Biología Sintética. Quieren presentar su estudio al concurso iGEM (international Genetically Engineered Machines), del MIT. ¿Qué tiene de especial? Que además de la pequeña ayuda que le proporciona la Universidad se han lanzado a autofinanciar su proyecto mediante donativos. Es una práctica que se lleva algún tiempo haciendo para rodar películas, series o en ONGD's.

Cuentan todo en Lanzanos, pero aquí os dejo la idea del proyecto, porque es bastante ambicioso y parece verdadera ciencia ficción (de la que mola). Hay un vídeo en el enlace de Lanzanos que por alguna razón no me carga, merece la pena verlo.

Nuestro proyecto es bastante ambicioso, pero creemos que es asequible. Vamos a construir circuitos basados en conjuntos de distintas estirpes de bacterias, donde cada estirpe cumpla la función de una puerta lógica (los componentes básicos de un circuito electrónico, como AND, OR o XOR). Combinando las estirpes adecuadas, y usando determinadas sustancias químicas como inputs, podemos hacer que una comunidad bacteriana sume números en binario y cualquier cosa que se nos ocurra.

No sólo eso, sino que queremos definir un estándar de programación de circuitos biológicos modularizado: una comunidad de bacterias (varias estirpes interrelacionas) forman un módulo físicamente independiente. La combinación de varios módulos combinados permite realizar operaciones mucho más complejas de las que jamás se podrían conseguir en un medio continuo, ya que la modularización permite el reciclaje de estirpes y de biobits. Para estandarizar este sistema, la clave es estandarizar las sustancias de comunicación intermodulares, y eso es lo que vamos a hacer, definir una sustancia, a la que bautizaremos como Ubbit (de Universal BioBit) que será la sustancia de comunicación entre módulos. Así, cualquier grupo podrá usar los módulos creados por otro grupo y combinarlos con los suyos propios sin necesidad de conocer su funcionamiento interno, sólo hace falta que ambos se acojan al estándar Ubbit.

¿Sigues pensando que la gente joven es imbécil? El que nace memo es memo hasta que muerte.

Fuente: http://www.cienciaxxi.com

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