sábado, 4 de junio de 2011

Hola consciencia

Los investigadores distinguen entre estados mínimamente conscientes y vegetativos.

La consciencia no es un todo o nada: alguna gente languidece durante meses o años en un estado intermedio. Una persona podría tener algo de sensibilidad y de interacción con el mundo, o podría estar completamente inconsciente respecto a sus alrededores. Pero hoy, en Science, unos investigadores informan de una prueba que puede distinguir entre estados de consciencia usando un simple electroencefalograma (EEG) y algo de matemáticas1.


Neuronas


La prueba sugiere que la diferencia clave entre estados mínimamente conscientes y la inconsciencia total no comatosos, es la comunicación entre el córtex frontal – la parte del cerebro que piensa y planifica – y el córtex temporal, donde se procesan sonidos y palabras.

Los investigadores dicen que la técnica podría ayudar a los doctores a hacer diagnósticos precisos sobre la consciencia, y predecir mejor cómo se recuperará un paciente. Tener esta información extra podría ayudar a las familias a tomar difíciles decisiones sobre el cuidado de sus seres queridos o terminar con sus vidas, como en el caso de Terri Schiavo, a quien se quitó los sistemas de soporte vital en 2005 tras varios años de estado vegetativo.

Una persona en un estado vegetativo abrirá sus ojos espontáneamente y tendrá movimientos reflejos, pero no tiene función cognitiva y probablemente no siente dolor. Es posible una recuperación, pero las probabilidades de mejora disminuyen enormemente año tras año.

Alguien en un estado mínimamente consciente, por el contrario, tiene una respuesta intencionada no refleja que responde a los estímulos. Podría decir algunas palabras o seguir su imagen en un espejo, y sienten dolor. La categoría sólo ha sido un diagnóstico oficial desde 2002, por lo que la probabilidad de recuperación no está establecida, pero, de nuevo, decrece año tras año en este estado.

“La línea entre las dos es complicada de trazar”, dice Marta Garrido, neurocientífica en el University College de Londres y coautora del estudio. Incluso cuando un equipo de doctores está de acuerdo en diagnosticar un estado vegetativo, se ha demostrado que se equivocan en más del 40% de los casos en comparación con un test estandarizado, la Escala de Recuperación del Coma2.

Complementar la regla de oro

La Escala de Recuperación del Coma es la actual ‘regla de oro’, dice Melanie Boly, neurocientífica de la Universidad de Lieja en Bélgica y coautora del último estudio. La escala mide al paciente en base a si son capaces de comportamientos conscientes tales como hablar y una mirada fija.

Boly y sus colegas buscaron una herramienta biológica para complementar la escala de comportamiento. Usaron un EEG para medir señales eléctricas del cerebro de 8 personas en estado vegetativo, 13 mínimamente conscientes y 22 pacientes sanos. Se hizo sonar unos tonos a los sujetos, tonos que ocasionalmente cambiaban de grado. La diferencia de tono constituía un evento sorprendente en el entorno – algo que el córtex prefrontal tenía que considerar, por lo que en todos los sujetos el córtex prefrontal enviaría un mensaje al córtex frontal.

En personas sanas y mínimamente conscientes el córtex prefrontal enviaría un mensaje de vuelta al córtex temporal. La razón de esto no se conoce; puede ser para hacer saber al córtex temporal lo que le espera en el futuro. Pero para la gente en un estado vegetativo, la comunicación es unidireccional: Las señales pasaron del área temporal a la frontal, pero no volvieron.

Los investigadores han tratado de estudiar la consciencia usaron datos de EEG crudos anteriormente, sin mucha suerte, dice Nicholas Schiff, neurólogo del Weill Cornell Medical en Nueva York. Los datos de EEG se miden a través del cuero cabelludo, por lo que la técnica proporciona una difusa aproximación a lo que pasa dentro del cráneo.

Garrido y sus colegas llevaron el análisis un paso más adelante. Usaron el modelado causal dinámico, un método matemático desarrollado por varios miembros del equipo, para crear un modelo por ordenador que muestra la mejor aproximación sobre qué actividad interna del cerebro puede haber dado un EEG. Los investigadores han pasado varios años validando la técnica, pero es sólo un modelo. Un experimento más directo sería usar electrodos implantados en el cerebro, tal vez en estudios animales, sugiere Boly.

Pero Schiff es escéptico sobre la utilidad de de la prueba como herramienta de diagnóstico. Con tan pocos sujetos, es imposible saber cómo de bien funciona la prueba, comenta. Garrido dice que la prueba no reemplaza a la Escala de Recuperación del Coma, pero podría usarse como un complemento útil.

Schiff está más interesado en lo que dicen los resultados de la prueba sobre la consciencia. No implican necesariamente que la conexión entre las áreas frontal y temporal sea la localización de la propia consciencia; las señales que Boly y su equipo observaron podrían ser simplemente un marcador para aquello que realmente distingue la mente consciente. Sin embargo, la investigación implica que ésta y otras comunicaciones similares dentro del cerebro podrían ser cruciales para la consciencia.

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