viernes, 31 de agosto de 2012

La vida extraterrestre quizá no lo es tanto – Si existe


Artículo publicado por Jason Major el 9 de mayo de 2012 en Universe Today / Traducido en CienciaKanija.com
¿Somos demasiado optimistas en nuestra búsqueda de vida extraterrestre? A pesar del recuento de exoplanetas, super-Tierras y zonas de habitabilidad, la probabilidad de la existencia de vida en cualquier otro lugar del Universo se encuentra todavía en tela de juicio. Hasta la fecha, solo tenemos un ejemplo de la misma. Pero incluso si, de algún modo, existe vida en algún lugar fuera de la Tierra, ¿sería realmente tan diferente?
En un reciente estudio titulado “Bit by Bit: the Darwinian Basis for Life” (“Paso a Paso: la Base Darwiniana de la Vida”) de Gerald Joyce, Profesor de Biología Molecular y Bioquímica en el Instituto de Investigación Scripps en La Jolla (California), debate la naturaleza de la vida tal como la conocemos en relación a los bloques básicos que la constituyen, ADN y ARN,  y cómo su capacidad de transmitir información de su estructura permite separar la simple química de la verdadera biología.
Nebulosa con forma de ADN
Nebulosa con forma de ADN
“La evolución no es nada más que Química más Historia”, afirmó Joyce en un podcast de la Biblioteca Pública de Ciencias.
Las estructuras de ADN que evolucionaron aquí en la Tierra, el único lugar en el Universo en el que sabemos con certeza que la vida puede prosperar, han demostrado tener mucho éxito (obviamente). ¿Y qué decir, entonces, si la vida en cualquier otro lugar no estuviera basada en los mismos bloques básicos? ¿Y si lo estuviera, sería realmente una nueva forma de vida?
“Una ‘vida nueva realmente alternativa’ sería una vida con una biología diferente”, defiende Joyce. “No contendría la misma información que forma parte de la herencia de nuestra forma de vida”.
En primer lugar, para poder surgir, según Joyce, la nueva forma de vida podría tomar dos rutas alternativas: o bien empieza con una serie de enlaces químicos que van aumentando en complejidad hasta que consiguen llegar mantener memoria en su estructura patrón, y modificarla finalmente a patrones de torsión (conocidas como mutaciones), que desembocan en nuevas estructuras que pueden tener éxito o no; o bien empieza desde una posición inicial más “privilegiada” como una variante de la vida anterior, llevando a los patrones estructurales a una orientación totalmente nueva e inmediatamente exitosa.
Con esos dos posibles escenarios, en ningún lugar aparte de la Tierra “se muestra hasta el momento ninguna de las dos alternativas”.
Eso no quiere decir que no haya vida en alguna otra parte del Universo…  solo que todavía tenemos que identificar alguna prueba de la misma. Y sin evidencias, cualquier debate sobre su probabilidad es todavía una mera conjetura.
“Para poder calcular probabilidades necesitamos hechos”, dice Joyce. “El problema es que solo se conoce una forma de vida. Es por ello que no es posible estimar la probabilidad de la existencia de vida fuera de la Tierra cuando solo dispones de un ejemplo”.
A pesar de que se están encontrando exoplanetas con una frecuencia casi diaria y que solo es cuestión de tiempo el encontrar un mundo rocoso similar a la Tierra, con agua líquida en su superificie, orbitando otra estrella, eso no es garantía de la presencia de vida extraterrestre, a pesar de las conclusiones a las que seguramente llegarán los titulares.
Podría haber mil millones de planetas habitables en nuestra galaxia. Pero, “¿cuál es la relación entre habitable y habitado?”, pregunta Joyce. “No lo sabemos”.
Aun así, seguiremos buscando vida fuera de nuestro planeta, ya sea un verdadero extraterrestre en toda su naturaleza… o algo ligeramente más familiar. ¿Por qué?
“Creo que los humanos nos sentimos solos”, dice Joyce. “Creo que los humanos somos como Geppetto, queremos tener un ‘niño de verdad’ ahí fuera al que poder señalar, queremos encontrar un ‘Pinocho’ que viva en algún planeta extrasolar… y entonces, de alguna manera, dejaremos de ser una forma de vida tan solitaria”.
Y quién sabe… si hay extraterrestres ahí fuera que realmente son muy parecidos a nosotros, ellos quizá también estén buscando de forma natural la pruebas de nuestra existencia. Aunque solo sea para no sentirse tan solos.

Autor: Jason Major
Fecha Original: 9 de mayo de 2012
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