miércoles, 18 de agosto de 2010

Cuando Houdini demostró que lo paranormal es pura charlatanería

Harry Houdini, cuyo verdadero nombre era Erik Weisz, fue un ilusionista húngaro que emigró a EEUU donde triunfó como ilusionista. Se hizo famoso especialmente por sus trucos de escapismo, que consistían en ser atado, con cuerdas, cadenas y otros elementos, para ser posteriormente sentado en una silla, colgado de un cable o bien introducido en un contenedor de agua, para desligarse de las ataduras y escapar.
Una faceta quizás menos conocida era su inquina hacia los espiritistas y los temas que estaban relacionados con lo paranormal. Houdini jamás creyó en el espiritismo y, como buen conocedor de un gran repertorio de trucos de magia sabía muy bien lo fácil que era engañar a alguien no entrenado en estas artes. Consideraba inmoral que los espiritistas se burlaran de la buena fe de la gente al engañarlas con mensajes falsos de sus seres queridos ya fallecidos. El propio Houdini acudió a una médium para ver de cerca cómo actuaban. Preguntó por su madre, ya fallecida, y la médium transmitió un “mensaje literal” en inglés por parte de la madre del mago. Sin embargo su madre no hablaba inglés, por lo que difícilmente pudo emitir ese mensaje. Además éste iba precedido de una cruz, cuando su madre era judía, por lo que completaba el cuadro del engaño.
A partir de ese momento Houdini se disfrazó para acudir a reuniones de espiritismo y desenmascarar fraudes, publicó artículos, jugó a ser cazafantasmas, se burló de lo paranormal en público, y ofreció dinero a aquel que le mostrara una prueba sobre un acontecimiento paranormal. Este juego continúa, el mago James Randi, el matemático Martin Gardner o el astrofísico Carl Sagan continuaron con esa labor generando medios escépticos, como el que actualmente dirige Michael Shermer. James Randi también ofreció una buena suma a quien le ofrezca una prueba de lo paranormal. Algunos lo han intentado, pero fueron desenmascarados.
Pero volvamos con Houdini. El genial mago vivió de cerca lo que significaba el afán de creer de forma irracional. El escritor Conan Doyle, gran admirador de lo paranormal, pensaba que el arte de Houdini era real, que no eran trucos sino que podía desmaterializarse, y todo ello a pesar de que Houdini le explicó sus trucos personalmente. Sirva este ejemplo para que intentemos convencer a los magufos que vienen por aquí con cualquier ocurrencia, no esperéis convencerles con una evidencia racional y cuantificable, por algo lo llaman creer.
Para desenmascarar a los médium Houdini diseñó un reto que sólo se podría emplear tras su muerte. Escribió una clave, un código de 10 palabras que sólo mostró a su mujer. El mago le dijo a ésta que si él era capaz de comunicarse con algún médium desde el más allá le diría esas 10 palabras, asegurando así que el contacto era real. Houdini falleció relativamente joven, como consecuencia de una peritonitis. Su mujer intentó contactar con él por medio de varios médium pero ninguno de ellos fue capaz de decir las 10 palabras. A pesar de ello se publicó en más de una ocasión que se había establecido comunicación con Houdini y el código se había revelado, pero todas ellas resultaron falsas. Tan falsas como es la posibilidad de comunicarse con personas ya fallecidas.



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