miércoles, 3 de noviembre de 2010

Aprender de las arañas

Diversos procesos físicos y químicos confieren a las telarañas flexibilidad, ligereza y una fuerza y durabilidad extraordinarias. Superan de lejos al acero, e incluso fibras sintéticas como el kevlar. Por eso, numerosos grupos de investigadores en todo el mundo intentan deselar sus secretos.
El grupo de Gareth H. McKinley, del MAssachussetts institute of Technology, ha escogido a la araña de seda dorada (Nephila clavipes), que genera una telaraña tan fuerte que puede atrapar pequeños pájaros ( en el Pacífico sur, los pescadores usan esa seda para hacer redes). Tras estudiar las glándulas que producen la seda, ubicadas en el abdómen de las arañas, los científicos han extraído microscópicas cantidades del material interno, que tiene una consistencia semejante a la del gel, para someterlo a diversas pruebas físicas y químicas.
La clave se encuentra en una curiosa propiedad de este material, formado en un 30-40% por polímeros de aminoácidos solubles, disueltos en el agua, que supone el restante 60-70%. A partir de esos elementos, las glándulas de estos arácnidos sintetizan proteínas y dan lugar a una fibra, que es ya la seda, curiosamente insoluble en agua. Las arañas van secretando el "gel" y usan sus patas traseras para ir estirándolo y formar un hilo fino. Las largas moléculas de las proteínas de la seda son como fideos que se van enredando hasta formar una seda muy resistente, gracias a la forma con lo que las arañas tejen la fibra.
Ahora se pretende reproducir artificialmente lo que las arañas hacen con naturalidad para fabricar materiales similares con los que fabricar ligamentos y tendones artificiales, paracaídas, chalecos antibalas, o para hacer mejores suturas quirúrgicas.

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