domingo, 5 de diciembre de 2010

NASA

Ayer asistíamos al que posiblemente sea el comunicado científico más esperado del año. Y no tanto por su importancia vital para nuestra comprensión del universo que nos rodea, que la tiene, como por la hábil gestión de márketing llevada a su alrededor. En este post no entraré a valorar las implicaciones del hallazgo en sí, otros ya lo han hecho mucho mejor de lo que podría hacerlo yo, sino a todo lo que ha rodeado a este comunicado en los últimos días.







 


El principio

El pasado 29 de noviembre, la NASA publicada un breve y misterioso comunicado de prensa. Se convocaba a los medios para informar de un hallazgo “sobre astrobiología que tendrá un impacto en la búsqueda de vida extraterrestre”. Evidentemente, ante dicho comunicado, los rumores por Internet se disparaban, los medios bullían de actividad y todo hijo de vecino hacía sus apuestas sobre qué se iba a anunciar. Los rumores se movían desde lo descabellado, que Wikileaks había descubierto que la NASA tenía contactos con alienígenas, hasta los que esperaban (esperábamos) un bluff. A lo largo de los días había algunas teorías que iban ganando peso, como la vida en Titán, algún descubrimiento en Marte, muestras de la sonda Hayabusa, una señal de radio de una civilización ET…

Los que ya tenemos un par de tiros pegados en esto de seguir noticias de ciencia, sabíamos por experiencia lo que te pasa cuando haces caso de este tipo de comunicados virales, así que decidimos simplemente esperar, con curiosidad pero poca excitación, lo que tenían que decirnos. Seguramente era algo interesante, pero no radicalmente novedoso.

La bola siguió creciendo con el paso de los días, cada vez más gente, habitualmente no seguidora de la ciencia, se unía a la histeria colectiva y esperaba ansiosamente el comunicado, sin saber exactamente qué esperar del mismo, salvo una noticia bomba sobre los ETs.

El embargo

Otro de los puntos conflictivos en esta noticia ha sido el del embargo informativo. Es una práctica habitual, especialmente en el periodismo científico, que la información sobre una noticia quede embargada hasta la fecha y hora indicada por la revista que publica el hallazgo. Hasta ese momento, se proporciona acceso a un número restringido de informantes, de forma que puedan preparar adecuadamente la noticia, concertar entrevistas, complementar con información adicional y, en resumen, poder hacer una oferta divulgativa a la vez que se produce la publicación “profesional” en la revista revisada por pares, siempre bajo las condiciones de que no se revelará información sobre el contenido.

No obstante, ante el tumulto que se estaban montando en torno a la noticia, era demasiado tentador tener esa información entre manos y no poder usarla hasta el momento del levantamiento del embargo, que coincidía con la hora de la conferencia de la NASA. Los tabloides ingleses no podían resistirse y, de forma sutil, avanzaban la noticia sin, teóricamente, romper el embargo, en plan: Sí, bueno, es que lo mismo esto de la NASA trata sobre unos bichos que viven del arsénico en el Lago Mono; pero no lo sabemos, que sólo especulamos. A partir de ahí, distintos medios iban en cadena sacando la misma información de la misma forma, y para final del miércoles (un día antes del comunicado) todos habíamos sumado 2 y 2. Aún así, dado que no había nada oficial, muchos seguían manteniendo la esperanza de que fuese algo más que unos extremófilos californianos. Ya sería un fastidio que, después de hacernos mirar a todos al cielo usando la palabra “astrobiología”, de pronto nos bajasen a la Tierra con la vulgar bioquímica.

De hecho, la cosa empezó a desbocarse de tal manera que, Science, propietaria del artículo embargado, tuvo que recordar a los medios que no se levantaba el embargo de la noticia, y que debían mantener silencio hasta las 20:00 (en España) del jueves. Evidentemente, el daño ya estaba hecho.

Durante la tarde del jueves, charlaba a través de Twitter y el correo con Luis Alfonso Gámez y con Mauricio-José Schwarz, ambos periodistas científicos de larga trayectoria, sobre las ventajas y necesidad del embargo, y de la falta total de ética y profesionalidad de los medios que decidieron saltárselo. ¿Es necesario el embargo? ¿Aporta más problemas que ventajas? ¿Supone un impedimento en el flujo de información? ¿Qué hacer con esos medios que se han saltado el embargo? Mucho por debatir.

El desenlace

Finalmente, Science levantaba el embargo un par de horas antes de lo anunciado y, oficialmente, teníamos acceso a los detalles del estudio. Para cuando empezó la conferencia de prensa de la NASA, todos aquellos que tenían interés científico en seguirla, ya sabían de qué iba a tratar, pero para el resto de público fue una sorpresa, desagradable, todo hay que decirlo. La verdad es que fue una tarde divertidísima. El correo y Twitter echaban humo, todo el mundo estaba interesado en los detalles, se comentaban las implicaciones, el alcance, las posibles repercusiones etc… Ya me gustaría que hubiese todas las semanas (por lo menos) un ajetreo similar, pero, ¿qué precio debemos pagar para ello?

La NASA empieza a tener un sospechoso historial de exageraciones (‘hypes‘) tras ellos, lo cual no parece muy adecuado tratándose de una entidad de tanto prestigio. La agencia ha jugado con los medios, ha orientado una noticia biológica/bioquímica hacia un sector que sabe que le iba a generar un altavoz mucho mayor, el astrobiológico, pero con el que sólo tiene una relación tangencial. Algunos dirán que el fin (la divulgación) justifica los medios (las medias verdades); que la NASA necesita “venderse” para conseguir financiación para sus proyectos, y que esto es difícil en momentos de crisis y en un país donde el anti-cientifismo reaccionario del partido republicano y sus grupos más extremistas (Tea Party) ganan adeptos; o que la verdadera culpa es de los medios, ávidos de carnaza sensacionalista.

¿Es así? ¿Estamos obligados a vender la ciencia de forma sensacionalista para atraer al público? ¿En un mercado de sobreinformación, debemos recurrir a un viral como éste para pasar por encima del ruido informativo? ¿Qué papel juegan los medios en todo esto? ¿Hemos ganado más al acercar esta noticia a gente no aficionada a la ciencia, o perdido más por la falta de rigor?

Lo que tengo claro es, que como la historia demuestra, volveremos a tropezar de nuevo en la misma piedra, y el próximo comunicado viral que airee la NASA, volverá a generar las mismas expectativas, y los mismos desencantos. Yo, ya aprendí en su momento y, como he hecho en esta ocasión, comunicaré sobre información oficial, no sobre posibles rumores.



Fuente: Ciencia Kanija

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